Cuenta la leyenda que Scilla era una bella ninfa, que solía ir a la playa de Zancle a bañarse en las cristalinas aguas del mar Tirreno. Una noche en esos lugares se encontró con un dios del mar, Glaucus, que una vez había sido pescador... #tuttitaly
Scilla es un encantador pueblo situado en la costa de Calabria, con vistas al estrecho de Mesina. Con sus playas de guijarros y arena, aguas cristalinas y panoramas impresionantes, Scilla es un verdadero paraíso para los amantes del mar.
Playas de Scilla
La playa de Chianalea, con su pequeño puerto y el imponente castillo de Ruffo que domina el mar, ofrece una atmósfera única.
La Spiaggia delle Sirene, encajada entre el castillo y Punta Paci, se considera una de las más hermosas.
Marina Grande ofrece una extensión de arena dorada de 800 metros, rodeada de imponentes acantilados que se elevan sobre el mar.
Punta Paci es el lugar ideal para los entusiastas del buceo, gracias a sus fondos transparentes y aguas claras.
Cala delle Rondini es perfecta para aquellos que buscan tranquilidad y relajación.
Y si quieres explorar un poco más, la playa de Favazzina, a solo 5 km de Scilla, ofrece arena fina y aguas poco profundas, perfectas para familias con niños.
Catedral de Scilla
Además de su belleza natural, Scilla también cuenta con una historia antigua, como lo demuestra la Parroquia de Maria Santissima Immacolata, que se remonta a los primeros siglos del cristianismo.
Entre mito y leyenda
El pueblo de Scilla está envuelto en un antiguo mito que alimenta su encanto y misterio. Según la leyenda, Scilla era una hermosa ninfa que vivía cerca de los acantilados de Zancle, donde le encantaba descansar y pasar sus días. Un día, Glauco, un pescador transformado en una deidad marina, cruzó su camino.
La visión de Glauco, mitad hombre y mitad pez, asustó tanto a Scilla que la hizo huir. Desesperado, Glauco intentó recuperar su amor y le contó su dramática historia, pero en vano. Consumida por los celos, la hechicera Circe transformó a Scilla en un feroz monstruo con seis cabezas de perro que ladraban, aterrorizando a los marineros que cruzaban el estrecho de Mesina.
Según la leyenda, Scilla se refugió en una cueva debajo de la Rocca, donde se encuentra el Castillo de Scilla, y vivió eternamente en la desesperación y la ira. Su presencia, junto con la de Caribdis, otro ser mitológico que habitaba en la costa siciliana del estrecho, hace del estrecho de Mesina un lugar lleno de encanto y misterio.
