Francesco Petrarca, para escapar de la epidemia de peste que azotó Milán, pasó los últimos años de su vida primero en Padua y luego aquí. Cuenta la leyenda que el gran poeta falleció mientras aún trabajaba en su última obra literaria... #tuttitaly
Arquà Petrarca, uno de los pueblos más bellos de Italia, fue construido en la región de Veneto en la antigüedad.
Inicialmente, el pueblo se llamaba Arquà, pero con la anexión del Véneto al Reino de Italia en 1868, se le añadió el nombre de Petrarca en homenaje al gran poeta que pasó aquí los últimos años de su vida.
En 1364 Francesco Petrarca visitó Arquà por primera vez. El poeta tenía problemas de salud, por lo que su amigo Francesco il Vecchio da Carrara, señor de Padua, le regaló un terreno con una casa del siglo XIII en pleno Arquà. El edificio fue reformado y adaptado a las necesidades del poeta, que siguió personalmente la obra.
Entonces se mudó allí en 1370 y aquí dedicó los últimos cuatro años de su vida a su arte.
Después de la muerte de Petrarca, se sucedieron varios propietarios que hicieron algunos cambios a lo largo de los años, el más importante data de mediados del siglo XVI. El último propietario, el cardenal Pietro Silvestri, donó la casa al Municipio de Padua en 1875 con la condición de que dejara de utilizarse con fines residenciales. Luego, el edificio se transformó en un museo.
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