La República de San Marino, la República más antigua de Europa, completamente rodeada por territorio italiano... #tuttitaly
San Marino, la República más pequeña y antigua del mundo, se encuentra en la cima del monte Titano.
Cuenta la leyenda que en el siglo IV el cantero dálmata Marino, que escapaba con otros cristianos de las persecuciones de Diocleciano, se refugió en esta montaña, echando así sus raíces en la actual San Marino.
Esta siempre ha luchado por su independencia, y ha sabido defenderse de los ataques de obispos, papas y señores de la zona.
De hecho, recibió el reconocimiento oficial de autonomía en tres momentos históricos diferentes: en 1740 por el Papa Clemente XII, en 1815 por el Congreso de Viena y en 1862 por el Estado italiano.
En San Marino aún se respira su historia medieval. La capital es un pueblo animado formado por un sube y baja de calles estrechas, hechas de casas y edificios de piedra y piedra.
Sobresaliendo de la roca que domina la Piazza della Libertà, encontramos el Palacio de Gobierno, uno de los monumentos más importantes. Es un edificio de piedra, salpicado de arcos góticos, de grandes ventanales con vidrieras emplomadas, con cubierta almenada presidida por la torre del reloj y la campana del Arengo.
Cuanto más subes, más el entorno urbano se convierte en una fortaleza, hasta tres fortalezas que se alzan sobre las tres espigas de la cresta de la montaña. Desde aquí se puede disfrutar de un panorama que nutre el Espíritu.
Las fortalezas representan la verdadera Edad Media, y es aquí donde se respira el gran patrimonio sobre el que San Marino ha construido su historia. Este encantador lugar encierra el misterio de la isla.
La visita a San Marino parece un regreso al pasado. De hecho, realza los aspectos históricos, y la vida cotidiana es en sí misma una auténtica recreación. El Cuerpo de ballesteros aún existe en el sistema militar, con más de 600 años.
Éstos alguna vez fueron soldados, pero hoy son los protagonistas de una actividad folclórica apreciada también en el extranjero.
Las ceremonias institucionales se celebran con costumbres y rituales seculares, banderas, pendones y escudos.
Es muy recomendable visitar la iglesia de San Francesco, la pinacoteca que también incluye las pinturas de Guercino y Tiziano, y el Museo Estatal donde se pueden encontrar testimonios y reliquias de la milenaria historia de la República.
En las calles descubrimos otro aspecto de San Marino, el comercial. La República es un gran bazar, y ofrece al turista todo tipo de souvenirs: armas, escudos medievales, ballestas, espadas, puñales, etc.
Luego están las esculturas con las fortalezas, en todos los materiales y todos los tamaños. También los encontramos en los sellos tan queridos por los coleccionistas. Otro producto típico son los licores.
Producen varios tipos y se venden en botellas imaginativas.
San Marino es una atracción turística que no defrauda las expectativas.
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