Un tesoro arquitectónico inimitable, buscado por Cesare Mattei; uno de los 100 fundadores de la Cassa di Risparmio en Bolonia... #tuttitaly
Rocchetta Mattei sigue siendo un tesoro arquitectónico inimitable. El Castillo fue querido y diseñado por el Conde Cesare Mattei (1809-1896). Recibió el título de Conde en 1847 del Papa Pío IX, luego de una donación de tierras en Comacchio. En 1850, inició la construcción de la Rocchetta sobre las ruinas de la antigua Rocca Savignano, del siglo XIII.
La estructura del castillo ha sido modificada varias veces por el conde y sus herederos. Sobre todo, Cesare Mattei se inspiró en los orígenes de pacientes que venían de todo el mundo para beneficiarse de su medicina alternativa, cuyas recetas nunca puso por escrito.
Al Castillo, notarás varios estilos: desde el neomedieval hasta el neorrenacentista, desde el morisco hasta el Art Nouveau. Y lo que fascina mucho son los detalles aparentemente sin sentido y los juegos hipnóticos.
En 1859, Cesare se instaló en el Castillo, y probado por la muerte de su madre, dedicó su vida al estudio y difusión de la medicina alternativa a la que bautizó como Electrohomeopatía. Esta práctica le aseguró fama mundial y, después de su muerte, los herederos la continuaron hasta 1959. En ese año, la Rocchetta fue vendida a la esposa de un comerciante local, Primo Stefanelli. Este último lo manejó como atracción hasta la década de 1980, después de lo cual el castillo fue abandonado.
En 2005, la Fundación Cassa di Risparmio di Bologna lo compró y, después de una cuidadosa planificación, comenzó las obras de renovación. En 2015, lo reabrió al público.
Curiosamente, Cesare, en 1837, fue uno de los 100 fundadores de Carisbo.
Mattei y Venturoli:
Para dedicarse a sus medicinas y continuar con el trabajo de su hogar y clínica, Cesare Mattei confió la gestión financiera de sus actividades a su sobrino Luigi, quien provocó una crisis económica muy grave que ocultó al conde. Una vez descubierto el engaño, Mattei desheredó a su familia y, apoyándose en su colaborador Mario Venturoli, logró recuperarse. En señal de agradecimiento, el conde en 1888 decidió adoptarlo. Pero nunca podría volver a confiar en nadie.
Cuando la mujer de Venturoli le sirvió un café diferente al habitual (le encantaba el café turco, ella le servía espresso pensando que agradaría al invitado visitante), éste expulsó a la familia del Castillo alegando que querían envenenarlo.
Durante los años de Mattei en la Rocchetta muchas familias de la zona encontraron trabajo y bienestar, y Riola vivió un período de excepcional desarrollo y prosperidad, también gracias a la estación de ferrocarril construida por el conde para sus pacientes.
Después de 1904, Mario Venturoli regresó y continuó con las obras del castillo. Continuó con las prácticas curativas de su padre adoptivo, a pesar de que la electro homeopatía seguía siendo esencialmente un misterio.
Los restos de Cesare Mattei, según la voluntad de su testamento, encontraron descanso en una tumba monumental en la capilla de su Rocchetta.
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