Hoy este majestuoso palacio muestra con orgullo la mano de todos los artistas famosos que trabajaron allí, convirtiéndolo en uno de los lugares de interés artístico y cultural más importantes de la ciudad de Turín... Patrimonio #UNESCO... #tuttitaly
Con su elegante fachada finamente barroca y su combinación de diferentes estilos, el Palacio Real de Turín fue un prestigioso centro de poder de la familia Saboya durante tres siglos. Patrimonio de la UNESCO desde 1997, representa el poder de la dinastía Saboya, ofreciéndonos la posibilidad de elegir entre diferentes rutas turísticas, a través de las cuales conocer la historia y los espléndidos tesoros que guarda en su interior.
En el interior de este majestuoso palacio podemos reconocer la mano de todos los artistas ilustres que trabajaron allí entre los siglos XVII y XIX, convirtiéndolo en uno de los sitios de interés artístico y cultural más importantes de la ciudad de Turín.
1640 comenzó la edad de oro del Palacio Real de Turín, opulento y lujoso tanto en el exterior como en la decoración interna.
Después de la unificación de Italia, la familia real se mudó a Florencia y el palacio siguió siendo solo una de sus muchas residencias.
Sin embargo, con el fin de la monarquía en 1946, el edificio fue abandonado y muchas de las habitaciones fueron selladas. Recién en 2007 se reabrió al público.
A lo largo de los siglos, innumerables grandes artistas han contribuido a hacer que los salones del palacio sean lujosos, incluidos Isidoro Bianchi, Claudio Francesco Beaumont y Massimo d'Azeglio.
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