Una isla en el mar de impuestos y derechos aduaneros... #tuttitaly
Livigno, un lugar único en su género. Un lugar donde la historia y la belleza se unen en una unión fascinante. En 1854, con el Tratado de Viena, Livigno fue declarada zona libre, un oasis de libertad económica. Una isla en el mar de impuestos y derechos aduaneros. Pero esta condición no duró mucho; Durante el período fascista, Livigno perdió temporalmente su estatus de zona libre.
Sin embargo, gracias a la intervención del primer ministro Alcide De Gasperi, en 1952 Livigno recuperó su libertad económica.
Y desde entonces Livigno ha prosperado. Un lugar donde los turistas abarrotan sus calles, atraídos por sus maravillas naturales y sus ventajas fiscales. Un lugar turístico de renombre, pero también un importante centro comercial. Su posición estratégica en la frontera entre Italia, Suiza y Austria la convierte en un punto de encuentro para comerciantes de todo el mundo.
Pero Livigno no es sólo economía, es también cultura y espiritualidad. La Iglesia de Santa María Nascente, una joya arquitectónica que data del año 1300, es un punto de referencia para la comunidad de Livigno. A lo largo de los siglos, la iglesia ha sufrido numerosas renovaciones, pero ha mantenido intactos su belleza y encanto.
El campanario, que data del año 1600, ha sido restaurado a lo largo de los siglos y sus campanas aún hoy suenan marcando el paso del tiempo.
Una visita a Livigno no puede ignorar el descubrimiento de esta iglesia. Los detalles arquitectónicos, obras de arte e historia que se pueden sentir entre sus muros merecen una visita en profundidad.
Livigno es un lugar que encanta y sorprende, un lugar donde la creatividad y la originalidad se mezclan con la historia y la tradición.
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