Paisajes impresionantes y el placer de descubrir un pequeño rincón de arte e historia rodeado de naturaleza... #tuttitaly
En presencia del Monte di Carpegna, surge Frontino, un pequeño pueblo con una forma pintoresca.
Una vez que ingresas al pueblo, hay un ambiente agradable. Notable es el cuidado que le dedican los 290 habitantes del lugar. Nuestra mirada se pierde en mil detalles, para luego barrer los panoramas circundantes. Parece estar en una sala de estar antigua. Las calles están pavimentadas con guijarros de Mutino, y las casas adosadas están adornadas con flores y plantas.
Los orígenes del pueblo se remontan a la época prehistórica y romana, como lo demuestran los restos arqueológicos del Alto Valle del Pisaurus (Foglia) y afluentes, en la localidad de Camarchino, Linara, Casa Nuova, Castellaro.
Los orígenes del Castillo, disputado entre los Malatesta de Rimini y los Duques de Montefeltro, se remontan probablemente al año 1100.
Pero el centro histórico ya es llamado Castillo por los habitantes, encaramado en un espolón que domina el sugerente Mutino Valle. Este te da la bienvenida con su majestuosa fuente, sus flores y sus obras de arte. Escaparse se convierte casi en un arrepentimiento, pues es un lugar ideal para detenerse y disfrutar de un poco de paz. Un pequeño paraíso.
Para embellecer el pueblo, y hacerlo aún más fascinante, está el pequeño Teatro Titano, en medio del verde.
Merece la pena visitar el Convento Franciscano de Montefiorentino, el Molino del Ponte Vecchio y el Monasterio de San Girolamo.
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