A diferencia de los otros castillos, construidos con fines bélicos y de protección, el maravilloso y prestigioso Castello di Fénis no se encuentra en lo alto de un promontorio, sino en una pequeña loma sin defensas naturales... #tuttitaly
El Castillo de Fénis es uno de los castillos medievales más bonitos y visitados del Valle de Aosta. A diferencia de otros castillos, no se encuentra en lo alto de una colina o promontorio, sino en una pequeña colina sin defensas naturales. Más que una fortaleza, da la idea de ser una casa señorial. El castillo fue, de hecho, la prestigiosa oficina de representación de los principales exponentes de la familia Challant.
Historia del Castillo de Fénis
Probablemente construido a principios del siglo XIII por el vizconde Gotofredo II, mencionado por primera vez en 1242, el castillo fue enriquecido con torres y muros almenados hacia mediados del siglo XIV por Aimone di Challant.
El Castillo de Fénis perteneció a los señores de Challant hasta 1716, cuando fue vendido al Conde Baldassarre Castellar di Saluzzo Paesana. A partir de ese momento, el pazo sufrió un lento y progresivo deterioro, y se transformó en una casa rural: las habitaciones de la planta baja se utilizaron como cuadras, mientras que la primera planta se utilizó como granero.
En 1895, Alfredo d'Andrade compró la fortaleza y, después de haber restaurado las partes más arruinadas, la donó al Estado. Hoy el edificio es propiedad de la región del Valle de Aosta.
El interior del Castillo de Fénis
El castillo está estructurado en planta pentagonal con torreones circulares en cada esquina, el maestro encerrado en una doble muralla, con torreones y conectados por pasarelas de patrulla.
En la planta baja se puede visitar la armería, el refectorio de soldados y sirvientes, la despensa y la cocina con una gran chimenea. En el primer piso se puede ver la capilla con la sala de recepción anexa, la sala domini, la cocina noble, el comedor de los señores y la sala de justicia.
El itinerario finaliza en el patio interior, con la escalera semicircular presidida por el fresco que representa a San Jorge matando al dragón. Mirando hacia arriba, en el piso superior se pueden admirar los balcones de madera decorados por un grupo de sabios y profetas que portan rollos en los que se pueden leer proverbios y sentencias morales en francés arcaico. Finalmente, en el muro oriental se pueden admirar las pinturas de San Cristóforo y la Anunciación, del siglo XV, realizadas probablemente por un seguidor de Jaquerio.
Leyenda
Fénis también, como todo castillo digno de mención, tiene su propio fantasma. Se cuenta que una mujer, casada en segundas nupcias por el dueño del castillo, para asegurar a su hijo la herencia familiar, mató a su hijastro, escondiendo su cuerpo en los barrancos del castillo. Parece que el fantasma del niño sigue dando vueltas por las habitaciones, moviendo objetos y muebles.
Misteriosos son también los números mágicos que se repiten en el interior de la mansión. Siete son los peldaños de la escalera semicircular, ocho en cambio las puntas de la estrella contenida en una circunferencia entre el escudo de armas de los Saboya y el escudo de los Challants, símbolo que los historiadores del arte llaman cintas de eternidad, porque es posible recorrer todo el diseño y volver al punto de partida, en un camino sin interrupciones.
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