Uno de los monumentos más importantes del arte paleocristiano en Italia y en el mundo...
Hoy Rávena conserva hasta 8 monumentos incluidos en la Lista del Patrimonio de la Humanidad por la #UNESCO... #tuttitaly
La basílica de San Vitale es uno de los lugares de culto católico más famosos e importantes de Rávena. Su construcción comenzó en el año 526 d.C. y finalizó en el 547 dC, año en que fue consagrado por Maximiano y dedicado a San Vitale, mártir de los primeros siglos del cristianismo.
Obra maestra ejemplar del arte paleocristiano y bizantino, es de hecho el único monumento italiano que puede competir con los grandes monumentos bizantinos;
Tanto por el refinamiento y la preciosidad de las decoraciones y los materiales utilizados, como por la originalidad de las soluciones espaciales.
El espacio interior no se puede abarcar con la mirada: es todo una sucesión de curvas, una rotación de superficies. Las múltiples vistas se hacen aún más sugerentes por los efectos de la luz que se filtra a través de los diafragmas de las triples ventanas ojivales, con diferentes ángulos, realzando la preciosidad de los materiales y el esplendor de sus famosos mosaicos.
Las procesiones de Justiniano y Teodora de los mosaicos de San Vitale, además de ser un ejemplo prodigioso del arte bizantino, ofrecen un testimonio histórico de cómo debió ser Rávena en el siglo VI. Además, junto al emperador, está representado el obispo de Rávena, destacando así la estrecha relación entre el Estado y la Iglesia.
Otro elemento curioso es el laberinto del suelo del Presbiterio, de unos 3,5 m de diámetro, que data del siglo XV.
Simboliza el camino a la purificación. Encontrar la salida es de hecho un acto de renacimiento, hoy como en los primeros años del cristianismo. Su recorrido en espiral es capaz de purificar a cualquiera que se encuentre recorriéndolo con concentración, imitando a los devotos peregrinos de la Edad Media.
Visitar la basílica de San Vitale es sumergirse en el pasado bizantino de la ciudad.
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