San Nicolò es el patrón de la ciudad de Lecco, de los marineros y barqueros... #tuttitaly
La Basílica de San Nicolò en Lecco es un verdadero tesoro histórico. Construido en el siglo XI, ha pasado los siglos sufriendo ampliaciones, restauraciones y transformaciones que han enriquecido su belleza.
En el siglo XV, una importante obra de restauración devolvió la vida a la basílica, mientras que en el siglo XVI sufrió daños y destrucción. Pero fue en el siglo XVII cuando la basílica experimentó un verdadero renacimiento, adquiriendo un fascinante estilo barroco en sus estructuras, mobiliario y decoración.
El arquitecto Giuseppe Bovara, entre 1831 y 1862, dio al edificio el aspecto neoclásico que admiramos hoy. Pero la verdadera sorpresa llegó en 1902-1904, cuando se añadió el campanario de estilo neogótico, diseñado por Giovanni Ceruti. Este campanario fue literalmente injertado en una de las torres de las antiguas murallas medievales de la ciudad, que lamentablemente fueron derribadas durante el siglo XIX.
¡Pero esto no termina aquí! En 1928, Giuseppe Amigoni readaptó la doble escalera original del siglo XVII, que se apoya en un tramo de las murallas medievales que aún se conservan.
Al entrar en la basílica, uno se encuentra inmerso en un auténtico museo de arte. Numerosas pinturas murales, creadas por artistas famosos activos en Lecco y Brianza entre los siglos XIX y XX, adornan las paredes de la iglesia.
Y para colmo, en 1942 la iglesia fue elevada al rango de basílica, confirmando su importancia y su valor histórico y artístico. La Basílica de San Nicolò es verdaderamente un lugar único, que contiene siglos de historia y arte en una sola maravilla arquitectónica.
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