El Borgo con casas amarillas, antiguas masías, hileras de árboles y posadas... #tuttitaly
Gradella, un pueblo encantado en el corazón de la provincia de Cremona. Aquí, la historia se entrelaza con la familia Maggi, los protagonistas de una era lejana. En el siglo XVI, Onofrio Maggi comenzó a adquirir tierras, dando vida a un lugar que pronto se convertiría en su reino. Villa Maggi, majestuosa e imponente, se erige como símbolo de poder y belleza.
El conde Aymo Maggi, una mente creativa y apasionada, se dedica en cuerpo y alma a este pueblo, transformándolo en un lugar único. Se construyen la guardería, la escuela, los baños públicos e incluso un campo deportivo, dando a Gradella una atmósfera de vitalidad y crecimiento.
Gradella es un lugar que merece ser descubierto y admirado. Sus casas amarillas, con ladrillos rojos delineando los contornos, crean una atmósfera única. Las fachadas con arcadas y los patios interconectados nos transportan a un mundo poético, lejos de la frenesí de la modernidad.
En el centro del pueblo se encuentra la Iglesia Parroquial, un lugar de fe y devoción. Su construcción, iniciada en 1895, está dedicada a la Santísima Trinidad y a San Bassiano.
Frente al cementerio, una pequeña capilla nos recuerda los oscuros tiempos de la plaga en 1630, cuando un lazareto se encontraba en ese lugar.
Gradella es un lugar que encanta y fascina a los visitantes. Su atmósfera evocadora y encanto antiguo nos recuerdan la importancia de preservar y realzar nuestro patrimonio histórico y cultural.
Un oasis de tranquilidad y belleza que nos invita a reflexionar sobre el pasado y mirar hacia el futuro con respeto y gratitud.
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