El rey Roger II inició las obras en 1131 e imaginó que la iglesia se convertiría en un mausoleo para su familia (por lo que ya en 1145 hizo colocar dos sarcófagos). En realidad, no tuvo tiempo de ver el final de la obra y el soberano fue enterrado en Palermo. Los dos sarcófagos fueron robados de la catedral de Cefalú y trasladados a la de Palermo por el emperador Federico II, luego utilizados para él y su padre Enrique VI... #UNESCO #tuttitaly
La Catedral de Cefalú, también conocida como la Basílica de la Transfiguración, es una visita obligada para aquellos que visitan la ciudad. Ubicada en el corazón del centro histórico, es un símbolo de belleza que desafía el tiempo y las influencias de la historia. Construida por voluntad de Rogerio II, el primer Rey de Sicilia, en 1131, la Catedral es un ejemplo excepcional de la arquitectura románica normanda.
La grandiosidad de la Catedral se hace evidente desde el exterior, con sus dos imponentes torres laterales en estilo árabe-normando que se elevan contra la Roca de Cefalú. Al entrar, los visitantes son recibidos por un pórtico del siglo XV que conduce a la fachada principal, enriquecida por una refinada decoración de mármol. El interior de la catedral presenta un plano de cruz latina, con tres naves sostenidas por columnas de granito.
Pero es en el ábside central donde se encuentra el verdadero tesoro artístico de la Catedral: los mosaicos bizantinos ejecutados entre 1148 y 1166 por maestros provenientes de Constantinopla. Entre las figuras representadas, destaca el Cristo Pantocrátor, rodeado por la Virgen María en oración y por los arcángeles. Los detalles intrincados y la riqueza simbólica de los mosaicos dejan sin aliento a los visitantes.
Igualmente cautivador es el claustro del siglo XI, recientemente restaurado, que conserva parte de las estructuras originales mejoradas con capiteles decorados y columnas dobles medievales.
La Catedral de Cefalú, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2015, es un lugar que narra la historia y la belleza del arte medieval. Una visita a esta majestuosa catedral no dejará de conmover y asombrar a quienquiera que ponga pie allí, ofreciendo una experiencia inolvidable entre historia, arte y espiritualidad.
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